viernes, 8 de noviembre de 2013

Propiedades curativas del brezo

En la antigüedad, los primeros en mencionar las cualidades curativas del brezo fueron Dioscórides y Galeno, a los que siguieron Mattiolo, Laguna, Tragus, Lobel y muchos otros; le dieron el nombre de Erica, y todos coincidieron en señalar su propiedad de contribuir a
romper y expulsar los cálculos renales.

Actualmente, se ha podido comprobar que el brezo está compuesto por quercetina, ericinol, ercina, saponinas, taninos y glucósidos flavónicos.
Toda la planta, especialmente sus hojas, contiene arbutina el cual es un potente diurético y antiséptico urinario que permite clarificar la orina, aumentar su cantidad y normalizar su olor.. Por ello, resulta imprescindible en el tratamiento de las cistitis, blenorragias, retención de líquidos, nefritis, inflamaciones de la próstata, etc.

El aburtina del brezo facilita, también, la eliminación de los excesos de ácido úrico, ya sean debidos a un escaso funcionamiento de los ríñones o a cálculos renales o arenilla urinaria.
Igualmente, presenta propiedades benéficas en el sistema circulatorio al disminuir la fragilidad capilar por su contenido en vitamina P, y muy especialmente como espasmolítico,

El brezo ayuda también a combatir el reumatismo, ya sea mediante  fricciones ligeras de su aceite al acostarse por la noche sobre las articulaciones adoloridas.  También se puede realizar baños de cuerpo entero en los que al agua caliente se le adiciona una decocción de brezo.  
De forma externa, se puede aplicar una loción compuesta de brezo en los casos de acné rosácea y dermatosis.

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