Esta
planta produce una sustancia antibiótica y bacteriostática que está
formada por la glicotropeína la cual es activa contra estafilococos y
otros gérmenes patógenos, sin ser en
absoluto dañina para la flora
intestinal-
Al
ser ingerida las hojas de la capuchina, esta sustancia pasa a la sangre
y se elimina a través de las vías urinarias y respiratorias, órganos
donde alcanza la mayor concentración e impide la proliferación
bacteriana. Por esa razón, ejerce una acción poderosa en la curación
de las infecciones de las vías urinarias (cistitis y prostatitis) y respiratorias (sinusitis
y bronquitis).
Esta
propiedad antibiótica y desinfectante se ve reforzada por el hecho que
la capuchina contiene un elevado contenido en vitamina C (5 veces más
que el limón) y azufre.
Igualmente,
esta planta es ligeramente laxante y en baños de asiento ayuda a
regularizar el ciclo menstrual. Si se aplica de forma externa sobre el
cuero cabelludo, combate la caída del cabello y ayuda a su rápido crecimiento.
La capuchina también resulta ideal para combatir trastoros de la piel como eczemas, psoriasis y y los granos de acné.
En algunos lugares a la capuchina se la llama «flor de amor» y se le atribuyen propiedades afrodisíacas.
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